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Rubén Magnano “La gran foto que tengo en mi cabeza es cuando se iza la bandera Argentina por encima

Cada 28 de agosto es muy recordado para el deporte argentino y más para el básquet, ya que aquel día, pero del año 2004, la selección derrotaba a Italia por 15 puntos de diferencia en la final de los Juegos Olímpicos de Atenas. Con Ginóbili como estandarte, en ese momento, figura de los San Antonio Spurs en la NBA y la compañía de "Pepe" Sánchez, Fabricio Oberto, Alejandro Montecchia y la sobresaliente actuación de Walter Hermann, entre otros, hicieron historia en este deporte para siempre. Uno de los pilares fundamentales, fue el entrenador más ganador, Rubén Magnano, hombre que supo ser finalista del mundial de Indianápolis en 2002 y cosechador de grandes logros con Atenas de Córdoba en la Liga Nacional. Tras 16 años de la dorada, habló en La Mañana del Centro, el director técnico que supo llevar a la albiceleste a lo más alto.

-¿Qué tan importante fue la victoria agónica, frente a Serbia, en el primer partido, con la palomita de Ginóbili?

-Fue un punto de inflexión muy interesante para el deporte en general. Indudablemente que mucho más para el básquet pero estimo que se rompen estos paradigmas de las cosas imposibles, de lo que pensamos que nunca puede ocurrir ocurre, una gesta muy curiosa donde hay un camino transitado muy interesante para pensar de porqué ocurren las cosas ya que no ocurren porque sí. Cosas positivas como la estructura del basquetbol que tiene nuestro país y hoy fue un día especial para tener una suerte de regocijo y disfrutarlo porque la selección logró algo interesante que fue darle felicidad a la gente, sobre todo a la ligada a este deporte.

Y agregó a la 91.9FM: “Estimo que el sello de esta selección fue puesto en Indianápolis con cosas curiosas porque ya los integrantes del equipo comenzaban a declarar un compromiso con respecto de ir a Grecia en busca de una medalla, pero si, alimentado por cada uno desde sus lugares de trabajo”. “Hicieron todo para que eso suceda. El juego olímpico para nosotros, la primera parte, sobre todo, haberle ganado ese partido a Serbia de manera agónica, Argentina no jugó al nivel en el que nos tenía acostumbrados. Hay otro punto importante que se da en el choque ante Grecia, ahí si mostramos gran nivel. Hay momentos en este tipo de torneos que te tiran para arriba, sucedió ahora en el último mundial con Argentina ganando a Serbia y eso lo tiró al rival, acá hay que rendir si o si o quedas afuera", dijo el DT en Radio del Centro.

-¿El partido clave fue la victoria sobre Estados Unidos (Dream Team) en semifinales?

-La mentalidad de nuestros jugadores estaba fortalecida por una experiencia anterior en Indianápolis, el saber que se podía, alimentarse con ideas en busca del triunfo. En la primera instancia en el Mundial eran pocos crédulos de que se podía. Con dos años de vivir experiencias internacionales y al máximo nivel eso te da una preparación de todo lo psicológico de poder competir sin problemas, contra los mejores, en este caso con Estados Unidos. No era inalcanzable ya, el equipo entró con más soltura y supimos aprovechar mucho la desconcentración de ellos y cuando quisieron reaccionar no pudieron más.

-¿Cuáles son las claves para conseguir todo lo que se logró?

-Hay muchos elementos, primero, el más destacado, es la aceptación por parte de los jugadores de ser entrenados por tal o cual persona. Es un elemento vital. Luego, un partido o una final no lo ganas en una arenga de vestuario. Como entrenador, el respeto, el trabajo y la disciplina son pilares básicos y eso lo he sostenido y creo que se construye todos los días. No es una arenga, es trabajar sobre el error, alimentar la confianza, la comunicación, la solidaridad para jugar, es un trabajo, es un éxito diario de toda esta historia. Hay un camino interesante donde la disposición, la humildad inteligente de estos atletas ha hecho posible que esto suceda. Se pusieron a disposición de la causa, más allá que las normas y las reglas son el cómo se llega a un lugar, eso determina el camino que estás recorriendo, a gusto y a veces no, pero eso es lo que yo pensaba, creí y aposté y ellos aceptaron eso porque había un conductor. Sin la disposición, sin la apertura, sin la humildad, hubiese sido muy difícil.

-¿Cómo describe aquella final ante Italia?

-Nosotros nunca habíamos estado tan cerca de llegar tan lejos en Indianápolis para un campeonato del mundo. Esa derrota nos marca fuerte y se da que a los 2 años tuvimos la chance de una final y que nadie, por nada del mundo, quería dejar escapar. Habíamos tenido un traspié con este mismo equipo perdiendo por un punto y eso también te deja marcado contra quien íbamos a jugar. Tuvo la capacidad, el equipo, de sobre ponerse a las adversidades siempre, es notable, muy marcado ese hecho porque Argentina juega sin Oberto. Se valoró mucho y hace ver el trabajo colectivo que está por encima de los talentos individuales. De toda esta historia feliz, me queda grabado cuando se iza la bandera Argentina por encima de la italiana y la de Estados Unidos, es la gran foto que tengo en mi cabeza.

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